Monday, December 20, 2010

La comunidad



En la foto David Delgado Yuca Stereo y Ana David del Latin Summer Fest, dos trabajadores de la comunidad

Algunas veces nos preguntamos de dónde venimos ¿Quiénes somos en realidad? Y ¿Cómo contribuimos al desarrollo y a la unidad de la comunidad? O si hacemos algún beneficio a esta o sólo se le perjudica al tratar de dividirla por prejuicios o ansías de poder.
Todos de una u otra manera hemos llegado provenientes de países en conflictos internos, algunos con cicatrices muy profundas que aún no han podido cicatrizar, algunos afectados de varias maneras. No todos han llegado por problemas de tipo político pero sí con secuelas del desequilibrio económico, político y social, y como decíamos anteriormente, aunque no hayamos sido afectados directamente, el sufrimiento, la pobreza y el hambre que se vive en nuestros países nos hace vivir una realidad que no la olvidamos fácilmente. Realidades que continúan manifestándose de otra forma en un país desarrollado como lo es Canadá. Nuestros fantasmas y traumas.
Durante las pasadas tres décadas, la solidaridad con los países latinoamericanos en conflictos se hizo patente desde esta ciudad debido a que se contaba con organizaciones que trabajaban con una conciencia dirigida a conseguir ayuda directa a nuestros hermanos que sufrían los estragos de la guerra. Este trabajo organizativo se vio reflejado aquí en Canadá ya que existieron grupos de apoyo en las iglesias, universidades y varias organizaciones no gubernamentales, trabajos de solidaridad que beneficiaron y crearon proyectos dentro de nuestra comunidad los cuales hasta la fecha aún gozamos aunque de mínima manera.
Hoy, se nos presenta un reto y es el reto de retornar ese trabajo, organizativo, práctico y dirigido, no a países en conflictos de guerra, sino hoy enfocado a nuestra comunidad que se desarrolla a una sociedad multicultural. Debemos dejar atrás esquemas de trabajo que funcionaron en la coyuntura que se vivía, posiciones que son caducas en el momento actual, que dividen y confunden y no son prácticos con el avance de sociedades que se proyectan al futuro. Debemos refrescarnos el alma.
En los momentos que vivimos se necesitan urgentemente dirigentes auténticos y desinteresados, trabajadores sociales, proyectos reales a beneficio de la comunidad, necesitamos voces y acciones que nos consoliden como hermanos latinoamericanos, no sólo en las fiestas.
Por lo que también se hace urgente que rompamos con barreras étnicas y políticas; divisiones que sólo traen los vicios de sólo ver los problemas de la comunidad como beneficios personales y poner de lado lo que en realidad es ser un servidor social y público. Estos vicios traen consigo graves consecuencias para todos debido al oportunismo, arribismo, el asesinato moral y otros vicios que arrastramos lo que conlleva a una falta de respeto dentro de nosotros mismos.

Es muy cierto que venimos de diferentes países, pero ahora aquí juntos tenemos las mismas necesidades, los mismos problemas que se deben de solucionar urgentemente, a nadie le es necesario tener una lupa para observar a la comunidad latina y encontrar divisiones, las mismas que son reconocidas por entidades del Gobierno canadiense, medios de comunicación y entidades comunitarias de otras etnias. Entender una comunidad multicultural no es fácil e insertarnos en ella es mucho más difícil, especialmente si lo hacemos solos y aislados por lo que debemos de hacer un examen de nuestro comportamiento, de nuestra conciencia y no olvidar nuestras raíces las que nos hacen más concientes de nuestra propia realidad y seguir adelante unidos en una gran fraternidad latina fuera de religiones, grupos políticos y cualquier otra forma de división o tendencias.

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